Lucy iba, Lucy caminaba. Era un sendero sin luz en el que se podía fumar sin que nadie la observara prejuiciosamente. Curiosamente, comenzó a llover. Las personas a su alrededor corrían para refugiarse de la tormenta. Lucy, cuya cara era reflejada por la solemne luz de los relámpagos, exclamó: “¡Oh, el cigarrillo se arruinó!”
Ella continuaba caminando, internándose en aquel sendero espero. Continuaba fraseando, cantando bajo la caída de la noche. Cantaba: “My World crumblin´ down♫” Era la única frase de la canción que le parecía coherente, bah, en realidad era lo único que le parecía coherente. “¡Ah, padre! ¿Por qué, padre?” exclamó mientras saltaba un charco. Estaba calmada, no le importó haber huido, ni que las ramas comenzaban a hacer notar su presencia, la golpeaban al caminar. Pero aún en su calma y frialdad, se cuestionaba el por qué… Su cordura era algo que la enloquecía por momentos, quizás su misma frialdad le había quitado la inocencia años atrás. Pero por otro lado, sus actos no estaban justificados por dichas razones. Ella mantenía la calma sentada bajo un sauce que lloraba más que el cielo; y eso ya la culpaba. Ella no sabía recibir, ni dar. “¡Si! Todo el mundo me odia…” Exclamó alzando su brazo derecho en expresión de júbilo… todo su mundo se reducía a 3 personas, totalmente ajenas a su cuerpo-mente-alma, completamente a su esencia.
Se corrió el pelo rubio de la cara, estaba un poco harta de su pelo largo, no podía ver bien sus heridas. Sacó otro cigarrillo, resguardado por una corteza natural, y lo prendió bajo las hojas de un sauce que como ella, lloraba todas sus primaveras rotas. “La vida es una mierda, ¿Lo sabías?”, lloraba la joven ¿Joven? ¿Era joven? ¿Acaso ella era? ¿Era?... todo flotaba sin respuesta; todo era insípido, lejano… y ella era la que curaba lentamente su padecimiento terrenal. Era demasiado buena como para el mundo, como para todos… El mundo estaba dividido entre ella y los demás, y mediante un gran abismo por el que deseaba caer, ella caminaba sola, errante y dominada por las responsabilidades que sus ataduras no dejaban crecer. “Wow, es como si el tiempo se hubiera parado.” Y la verdad era que realmente se había parado; había congelado la indiferencia de su persona, para mantenerla eternamente bajo ese sauce, triste, insensible e invencible ante los ojos del mismo tiempo… debe ser por eso que lo ha parado, por invencible, por grandioso… todo para que Lucy lo disfrute; para que crezca de pronto y olvide su sonrisa… Para que su pelo rubio llore solo en la noche, derramando gotas de sangre que ella misma hacia caer… y esas eran las heridas que cocía llorando, tal vez en alguna sombra, del algún sauce, te alguna tristeza… cocía, lloraba y caminaba… Lucy se iba, Lucy caminaba.
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