lunes, 16 de abril de 2012

Otoño

Una hoja nueva de otoño que se luce en su danza hacia la muerte. Veo como en sus graciosos y simples giros agoniza al tocar el suelo, siento sus gritos de dolor al pisarla. Me gusta matar hojas en otoño. Es esa simpleza que me hace feliz, ese inquietante trozo de mundo, que bajo mis pies, se retuerce sin gracia pero con estilo. Crack! Shark! Crack! son sus últimas palabras, y las que crean en mi esta sonrisa, esta mueca de felicidad por matar lo que estaba muerto, esta felicidad de sentirme que tengo el poder sobre algo, cuando en realidad yo soy la hoja que el resto del mundo aplasta, y son ellos quienes sonríen de felicidad por escucharme decir: Crack! Shark! Crack! Quizás con una mueca algo exagerada me encuentro preso de mis emociones, atrapado en un delirio interminable de miseria ¿que van a hacer conmigo ahora? ¿que van a hacer con el hombre que, capturado por su mente, encaja las piezas de su propia des dicha? Las hojas siguen siendo aplastadas, este cuerpo sigue siendo aplastado. Como al otoño fueron ellos, los seres humanos, quienes me dieron un principio y fecharon mi fin. Estoy condenado en los confines de este tiempo a ser sometido. Lo que para la naturaleza es una estación pasajera, para mi es la imagen de mi vida, día a día.
Vida que se enciende, y que transcurre a la deriva por el tiempo, esquivando el destino y burlándose del mismo; creyéndose imperiosa y única... La vida que tuvo que ser, y no fue; los momentos que pudieron pasar, y no pasaron... un hombre que no fue, besos que no se dieron, botellas que no tomamos, canciones que no cantamos... Y yo acá pisando hojas, sin vida, sin tiempo ni destino. Mi pie se levanta involuntariamente y puedo ver, casi con miedo, los restos de lo que alguna vez fue. Una hoja destrozada, partida en tantos pedazos como mi corazón. Aplastada contra el suelo, como mi cara lo esta muchas veces. Seca, como mi alma. Sola, como todo mi ser.
Y hecho una sola basura de sueños perdidos empiezo a sentir que debajo de esas hojas, debajo de ese montón de sucias hojas muertas, hay una tierra hecha de cenizas como salida del mismísimo infierno al que yo creía haber llamado "hogar". Empiezo a sentir que hay mas de un par de ojos contemplando mi impía locura, hay vecinos, hay puertas, hay cenizas y hojas muertas... todas pertenecientes al mismo averno que recuerdo haber vivido de chico.
Recuerdo, recuerdos, solo eso queda en la memoria. Recuerdo haber juntado las hojas, recuerdo haber llorado mientras lo hacía, recuerdo la casa, los vecinos, los gritos y el fuego. Recuerdo sobre todo al fuego, ya que fue solo él quien como mi amigo me despertó de mi pesadilla. Me ofreció en su cálido abrazo la libertad que siempre anhelé. Me despertó de la realidad y me llevó al sueño verdadero. A ese sueño donde quizás las heridas sangraban menos, pero seguía doliendo igual de fuerte, los sentimientos seguían dañando a mi mente débil y llena de hojas muertas que con su Crack! Shark! Crack! prometían arreglarme esta caja de emociones vacías... ellas prometieron arreglarme.
Ya no es otoño, ahora es primavera. Ya el otoño no es mi vida, ya no soy una hoja bajo el pie de nadie. Ahora soy ceniza, soy libre, y viajo con el viento sin que nadie me detenga. Nadie puede lastimarme mas, nadie puede volver a obligarme. Encontré lo que quería, la felicidad. Y es tan desagradable como la vida misma.








Una cosa entre vos y yo~

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